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Avatares de la alimentación en el paciente hospitalizado

Lic. Ma.Silvina Maiorano

El paciente internado que padece disfagia suele encontrar diversas  barreras la hora de  su alimentación, éstas son  de tipo  físicas, emocionales, sensoriales y profesionales.

 La primera barrera es convencer al cuerpo médico, que el responsable de la atención del paciente con trastorno de la deglución es el Fonoaudiólogo y no otro. Pues es éste el único capacitado para evaluar, diagnosticar, rehabilitar y decidir la consistencia de la dieta a seguir.

La toma de decisiones requiere de cierto expertise profesional, del uso de escalas y de sistemas objetivos de evaluación. De esta evaluación surgirán las relojes imitacion indicaciones en cuanto al tipo de alimentación que deberá recibir o si la vía oral no representa un mecanismo seguro y eficiente para su nutrición.

Es muy habitual que cuando un paciente tiene alteración en la deglución y no es apropiadamente evaluado, se le indique  “dieta liviana” la cual consiste en  un té con masitas de agua o un caldo. Dos elementos que serían los últimos elegidos por el especialista en deglución. Los líquidos tibios no son aconsejables  como primera opción una vez instalado el trastorno, y muchos menos una galletita que se desgrana  y se pega en las paredes de la faringe con facilidad. Por todo lo antes mencionado resulta que su primer acercamiento al alimento, luego de instalada la disfagia, se convierte en una experiencia desagradable, con presencia de ahogos y hasta broncoaspiración.

Otra dificultad seria con que se topa el paciente hospitalizado, es la deglución de la medicación, no es extraño encontrar en las salas de internación, pacientes con sonda nasogástrica a los que se les intenta  suministrar  las píldoras por vía oral, o con jeringas  ubicando  la cabeza del paciente en hiperextensión.

La administración de medicamentos puede convertirse en un serio problema, La deglución de pastillas requiere una coordinación y una sensibilidad muy minuciosa ya que las estructuras estomatognáticas se tienen que adecuar a la deglución de un sólido,  sin masticar,  mezclado con un líquido adentro de la cavidad oral. Esta combinación suele ser imposible para un paciente con disfagia. La biomecánica de la deglución de líquidos no es igual a la de sólidos. El líquido tiene una velocidad muy superior dentro de la boca y cae a la faringe mucho más rápido que la píldora que permanece flotando o queda retenida en la valécula.

Una característica frecuente del  paciente internado es la pérdida  del apetito y hasta incluso, la aparición de  nauseas cuando se le ofrece el alimento. Las circunstancias de stress que rodean la internación por la agresión reciente a la que fue sometido su organismo, se suman a otras causas como ser: los olores desagradables del recinto, la posición horizontal prolongada, la comida diferente a la habitual muy poco atractiva, el compañero de habitación , la falta de la conexión social durante la alimentación. Todos estos factores constituyen  componentes negativos que hacen que el paciente pierda completamente el interés por la alimentación y si a esto se le agrega la dificultad para tragar, se produce  una combinación muy compleja de resolver.

Como fonoaudiólogos, es menester trabajar con el paciente internado desde el instante en que se instala la disfagia y a lo largo de su internación. 

A la hora del trabajo con este tipo de pacientes se deberán tener en cuenta numerosos factores:

La postura
El paciente deberá alimentarse en postura sentado a 90 grados, la posición acostada para la deglución no favorece la mecánica deglutoria, es más probable que en posición horizontal el paciente sufra ahogos y  broncoaspiración, también es fundamental que permanezca sentado , por lo menos 40 minutos después de comer, para evitar el reflujo gastroesofágico.

El alimento
Debe ser atractivo en olor, textura,  sabor y color, teniendo en cuenta siempre que el paciente no tendrá apetito, es nuestro trabajo motivar para la alimentación.

El tratamiento
Es imprescindible que se lleve a cabo diariamente, no solo realizando ejercicios que favorezcan la coordinación y la fuerza sino también, utilizar los horarios de las principales ingestas : desayuno el almuerzo o la cena para monitorear posturas y controlar el volumen que el paciente ingiere. Asi como también indicar alguna maniobra específica durante la deglución. 

La familia
La familia debe estar informada sobre el tipo de trabajo que se realiza en el área de fonoaudiología y evitar las presiones sobre el paciente, no insistirle en que coma si no lo desea y respetar todas las indicaciones recibidas.

El personal involucrado en la atención
Todo el personal, necesita  ser  instruido  en la alimentación del paciente con disfagia. En el área de cocina,  deben recibir  entrenamiento en relación al modo de espesar los líquidos , de procesar el alimento y la forma de lubricarlo, también es indispensable  organizar  una  lista de alimentos prohibidos, y  hacer reuniones periódicas con el profesional encargado de la nutrición para confeccionar una  dieta  nutritiva y atractiva  para ofrecerle al paciente 

Es importante que  las mucamas y el personal de enfermería  estén alertas en los momentos de la alimentación, vigilar su postura y la continuidad del acto deglutorio. Hacer hincapié en la importancia de la higiene oral post deglución con el fin de evitar el acúmulo de residuos en cavidad oral y faringe

En resumen,  podemos decir que el abordaje del paciente que padece disfagia en situación de internación,  es muy complejo, requiere de una evaluación minuciosa y de un amplio equipo interdisciplinario para su abordaje. Los factores a tener en cuenta a la hora de rehabilitar no solo tienen que ver con la recuperación de las estructuras involucradas en la deglución, sino también en la elaboración de un plan terapéutico que incluya a la familia, al cuerpo médico y al medio ambiente en que se encuentra inmerso.

 

Colegio de Fonoaudiologos de Rosario